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¿Te programaron la escasez en tu ADN?
Cómo las frases de mamá te dejan pobre (o millonario, según qué lado elijas)
Hoy te voy a hablar claro sobre algo que probablemente heredaste sin pedirlo: tus creencias sobre el dinero. Sí, esas frases que escuchabas de niño como “el dinero no crece en los árboles” o “los ricos son malos” dejaron huella en tu mente mucho más de lo que crees.
En este boletín vamos a romper esa herencia mental con sarcasmo y alguna que otra pelea contra lo establecido.

Tu ADN económico y las creencias heredadas
Tu ADN económico no es una secuencia genética mágica, es el conjunto de ideas y emociones que recibiste de tu familia sobre el dinero. De pequeño me enseñaron a ahorrar como si fuera oro, pero al mismo tiempo escuché que “el dinero es la raíz de todos los males”. ¿Pelea interna? Claro. Muchos cargamos con el libreto de la pobreza en nuestra mente: trabajamos duro sin cuestionar, nos castigan por querer más, y a veces hasta sentimos culpa al ganar un peso de más. ¿Te suena?
Escucha esto: tú no naciste con esa programación.
No eres automáticamente condenado a la mediocridad financiera. Sin embargo, es probable que hayas repetido frases familiares sin darte cuenta, reforzando un patrón mental de escasez. Por ejemplo, mi papá siempre me decía: “si vas a acabar el plato, nada se tira”, y yo pensé que esa regla aplica a la plata también. Mi abuela repetía: “dinero perdido, destino de tonto”, y así aprendí a temerle al gasto. Esa basura mental se quedó pegada en mi cerebro…
Entonces pregúntate: ¿De dónde diablos salieron tus ideas limitantes sobre el dinero?
¿Tus padres vivían con miedo o con abundancia? ¿Creían que ganar mucho era señal de corrupción o de bendición? Cada familia trae su paquete de refranes, y el nuestro (como el de muchos) era un cóctel de reparos y advertencias. ¿Y tú? ¿Cuál es ese dicho, heredado de tu clan, que te hace pestañear cada vez que suena “generar ingresos extra”?
Te lo digo clarito: esa voz de tu niñez no nació con luz propia; fue aprendida.
Ya basta de echarle la culpa al universo por tu bolsillo: si sigues haciendo caso a los consejos del viejo amargado de turno, tu cuenta bancaria lo notará. ¿Qué tal si cuestionamos? Por ejemplo, ¿realmente es cierto que trabajar el doble equivale a ganar el doble? ¿O acaso crecimos pensando que merecemos sufrir para merecer un peso? Spoiler: no es así.
A veces, nuestros padres hicieron lo mejor que supieron. Pero en materia de dinero, el “mejor que supieron” suele ser repetir viejos mitos. ¿Recuerdas alguno de esos de la infancia, tipo “el dinero solo se gasta para lo necesario” o “nunca inviertas en empresas, solo en tu tierrita”? Sí, son tonterías bien envueltas en aire de sabiduría popular. Es ridículo seguir pensando con la cabeza de otro. Tú, yo, todos, tenemos que reescribir nuestro propio guion financiero. Nuestro potencial no está en nuestro ADN, está en lo que decidamos programar hoy. Cambiar esa mentalidad es posible, pero primero hay que reconocer quién puso esos chips defectuosos en nuestro sistema.
Piénsalo: cada vez que repites inconscientemente uno de esos refranes familiares, le estás sirviendo al mismo dueño. Y ese dueño no eres tú, colega, es tu miedo disfrazado de “sentido común”. Créeme, ese trapo viejo ya lo lavó el universo montones de veces. Es hora de tirarlo.


Ya identificaste al saboteador. Ahora toca reprogramarse. Esta semana quiero que hagas un ejercicio honesto y algo incómodo:
Escribe en una hoja (o nota): todas las frases sobre el dinero que recuerdes haber escuchado en tu infancia. Quizá eran dichos de tu familia, refranes típicos o resúmenes de “la verdad” que te repitieron. (Por ejemplo: “los ricos son avariciosos”, “el dinero no crece en los árboles” o “hay que ahorrar hasta la última moneda”). ¡Sácalas todas del subconsciente!
Luego, responde a estas tres preguntas clave (sí, tómate tu tiempo):
¿Qué frases sobre dinero escuchabas en casa cuando eras niño/a?
¿Cómo manejaban el dinero tus padres o cuidadores? (¿Gastaban todo, ahorraban sin parar, tenían tabúes con las deudas, etc.?)
Hoy en día, ¿qué emociones te genera hablar de dinero? (miedo, culpa, ansiedad, vergüenza, furia, indiferencia…).
Estos ejercicios son como el detector de mentiras de tu cerebro: te van a revelar la película completa de tus creencias. Verás cómo muchas respuestas salen solas cuando empiezas a escribir. Eso sí, prométeme algo: una vez que tengas tus respuestas, léelas con ojo crítico.
El objetivo: reconocer estos “virus mentales” para poder erradicarlos.


No tienes que recorrer este camino solo. Aquí van un par de aliados literarios y auditivos:
Libro: Los secretos de la mente millonaria de T. Harv Eker
En este clásico descubrirás la idea de que todos tenemos un “programa financiero” heredado y ejercicios prácticos para construir conscientemente un nuevo código mental.
Puntos clave: identificar tu plan de fondo del dinero y reemplazar creencias limitantes por otras de abundancia. Te va a poner contra la pared: revisa cómo te habló tu familia de la riqueza.
Podcast: Mente Millonaria, Negocio de Millones – episodio “¿Cómo tu niña interior afecta tu relación con el dinero?”
La mentora Delisse Del Valle explica ahí cómo las creencias de tu infancia (esa niña que aún eres) pueden estar bloqueando tu prosperidad. Te invita a hablarle a esa niña interior con compasión y a reprogramar juntos tus patrones financieros.
¿Mi parte favorita? Cuando dice que el 95% de nuestras decisiones con el dinero son emocionales, no racionales – justo como estamos hablando aquí.
Ambos recursos van de la mano con el tema: tu mente, tu historia y tu dinero. Échales un vistazo este fin de semana y notarás cómo reflejan lo que estamos trabajando juntos.


Y como buen amigo que te lo suelta sin pelos en la lengua, aquí van un par de recomendaciones más (sí, me encanta darte lata con esto):
En el video de arriba hablo sin tapujos con un colega sobre las heridas familiares relacionadas con el dinero y cómo a veces somos nuestros propios saboteadores financieros. Está lleno de anécdotas personales y reflexiones, muy en línea con lo que vemos en este módulo. Si te quieres sumergir más en el tema, échale un ojo, te va a encantar.
Hace unos meses subí a Instagram un reel donde digo: “Gestionar tu tiempo es como gestionar tu dinero: pregúntate si lo que haces te acerca a tus metas o solo llena tu agenda de ruido.” El mensaje pega fuerte, tanto para tu calendar como para tu billetera. Míralo cuando puedas; en menos de un minuto puede cambiar tu perspectiva sobre esas pequeñas decisiones diarias.
Ahí tienes. Estos son mis consejos (totalmente gratis) no solicitados para que amplíes el tema y sigas combatiendo esas creencias limitantes con más munición en tu arsenal mental.

Tus creencias heredadas son solo eso, herencias mentales, no maldiciones genéticas. Tienes el poder de romper el ciclo. ¿Rebelde del pensamiento? Haz honor al nombre: quiebra el molde y escribe tu propia historia financiera.
Te dejo con esta frase final (potente y honesta): “No eres prisionero de tus antepasados, eres el dueño de tu mañana.” Guárdatela.
¿Te gustó este boletín? Respóndeme contándome qué descubriste. Conmigo no te cortes; ¡quiero saber qué salió de tu reflexión! Y si conoces a alguien que sigue atrapado en la narrativa de la escasez, compártelo. La revolución de la mente comienza con cuestionarlo todo.
Tu participación es clave
Recuerda que tenemos una cita en todas mis redes sociales, en mi podcast Pensamientos Contrarios todos los domingos a las 6:30 p. m. en YouTube y Spotify, y si todavía no has comprado mi libro La mediocridad está en oferta, ¿vas a seguir comprando?, hazlo hoy mismo en Amazon.
YouTube: @EdgadyAponteS
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Nos vemos el próximo lunes.
Edgady Aponte.