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Tu Queja no Paga Las Cuentas (ni Construye la Vida Que Quieres)
El victimismo puede sonar bonito, pero huele a estancamiento.
¡Bienvenido otra vez !
Si el título de este correo te incomoda, es que va por buen camino. Porque hoy vamos a hablar de tu deporte favorito: quejarte. Sí, esa habilidad casi olímpica que has perfeccionado con los años, desde que el despertador suena hasta que te duermes viendo Netflix.
Te quejas del gobierno, del jefe, del algoritmo, de tu ex, del mercado, de la inflación, del horóscopo, de la lluvia, del sol y hasta de Mercurio retrógrado. Y ojo, no digo que todo esté bien... Solo digo que mientras te quejas, la vida sigue y otros la están construyendo (con errores, sí, pero también con cojones).
Este boletín es para ti si alguna vez soltaste un “yo sí quiero cambiar… pero es que no puedo”. Pues hoy vamos a explorar esa palabra mágica: “pero”. Porque todo lo que viene después de ese “pero” es la excusa que te mantiene exactamente donde estás.
Cómodo. Frustrado. Estancado.
¿Listo para incomodarte un poco más?

La Queja Como Excusa Para no Mover un Dedo
Hay dos tipos de personas en este mundo:
Las que encuentran excusas.
Las que encuentran formas.
¿Adivina cuál suele tener más resultados?
La queja tiene algo seductor: te convierte en protagonista sin hacer nada.
“Pobre de mí, todo me sale mal, nadie me entiende, nadie me ayuda…”
Y claro, si repites eso lo suficiente, terminas creyéndotelo. Te montas una narrativa donde tú eres la víctima profesional y el mundo es el gran villano.
Pero hay un pequeño detalle: nunca cambia nada. Ni tu cuenta bancaria, ni tu salud mental, ni tus relaciones. Porque todo el tiempo que podrías usar para actuar… lo estás usando para quejarte.
La queja es el aplauso que le das a tu inacción. Te da razón, pero no resultados.
Y antes de que pienses “pero Edgady, es que tú no sabes por lo que estoy pasando”, déjame decirte algo incómodo: Nadie que ha logrado algo grande en su vida lo hizo sin obstáculos.
Los que avanzan no lo hacen porque tengan la vida resuelta. Lo hacen a pesar de los problemas. Así que la próxima vez que estés por soltar un “es que no puedo”, pregúntate: ¿No puedes… o no quieres incomodarte?


Esta semana te propongo lo siguiente: vas a mirar de frente tu lista de excusas.
Toma una hoja (o tus notas del celular) y escribe tres cosas de tu vida que no te gustan.
Relaciones, dinero, salud, lo que sea.
Y ahora, al lado de cada una, anota cuál es la excusa que sueles usar para no hacer nada al respecto. Esa que repites tanto que ya parece una verdad absoluta.
Luego haz esto: Táchala. Bórrala. Rómpela. Escúpela si quieres.
Y responde con una sola acción concreta que puedas hacer esta semana para empezar a cambiar eso. No para “arreglar tu vida entera”, sino para mover el puto músculo de la acción.
Hazlo. Y si te nace, cuéntamelo en redes. Así nos sacudimos todos un poco más el polvo de la mediocridad.


Para aquellos dispuestos a desafiar el cómodo pero estancante papel de víctima, aquí va una herramienta que podría sacudir tus cimientos:
Libro Recomendado: "Crítica de la víctima" de Daniele Giglioli
Giglioli nos presenta un ensayo provocador donde desmonta la glorificación contemporánea de la figura de la víctima. Argumenta que, en nuestra sociedad, ser víctima se ha convertido en una posición de prestigio, otorgando inmunidad ante la crítica y exigiendo reconocimiento. Este libro es una invitación a cuestionar ese estatus y a recuperar la responsabilidad y la acción en nuestras vidas.
Técnica para superar el victimismo: Autoconciencia y Reflexión
Antes de que te lances a culpar al universo por tus desdichas, detente un momento. La autoconciencia implica observar objetivamente tus pensamientos y emociones, reconociendo patrones de comportamiento victimistas. La reflexión te permite analizar críticamente estas observaciones, ayudándote a comprender cómo contribuyes a tu propia narrativa de víctima y qué pasos puedes tomar para cambiarla.
Recuerda, romper con el victimismo no es un paseo por el parque. Requiere valentía para mirarte al espejo y admitir que, tal vez, solo tal vez, el problema no es siempre el mundo exterior. Pero tranquilo, el primer paso es reconocerlo; el segundo, actuar en consecuencia.


Para profundizar en el tema del victimismo y cómo superarlo, te recomiendo los siguientes contenidos de mi canal y redes sociales:
En este video, abordo cómo la mentalidad de víctima puede sabotear tu crecimiento personal y profesional. Te explico cómo identificar estos patrones y te proporciono estrategias prácticas para asumir la responsabilidad y transformar tu realidad. Es hora de dejar de culpar a los demás y empezar a actuar.
Y acá una cápsula pequeña, pero potente:
En este breve pero contundente clip, te desafío a reflexionar sobre el hábito de la queja constante y cómo esta actitud te mantiene estancado. Te invito a cambiar la queja por acción y a tomar las riendas de tu vida. Recuerda, la queja sin acción es solo ruido.
Te invito a ver estos contenidos y a reflexionar sobre cómo el victimismo puede estar limitando tu potencial. Es momento de cuestionar tus pensamientos y tomar decisiones que te impulsen hacia el cambio.

Tu Participación es Clave
Si llegaste hasta aquí sin victimizarte, sin cerrar el correo por “ofensivo” y sin pensar que esto era “demasiado duro para ti”, entonces felicidades: todavía hay esperanza.
Pero no te emociones tanto, que leer un boletín no cambia tu vida… lo que la cambia es lo que haces después. Así que sal ahí fuera y toma el control, que nadie lo va a hacer por ti. Y si necesitas una dosis extra de inconformismo y pensamiento crítico, ya sabes dónde encontrarme:
YouTube: @EdgadyAponteS
Instagram: @edgadyaponte
Facebook: Edgady Aponte
X (anteriormente Twitter): @edgady
Y si aún no has leído La Mediocridad Está en Oferta ¿vas a seguir comprando?, consíguelo en Amazon, donde desmonto las excusas que nos mantienen estancados y te desafío a tomar el control de tu vida.
Nos leemos pronto, si es que no decides rendirte antes.
Edgady Aponte.